SALUD E HIGIENE

 

¡Agua vaaaa…! Es posible que en el Irun de antaño se escuchara tan conocida expresión a la hora de arrojar las aguas menores a la calle. En cualquier caso, he aquí algunas perlas que muestran bien a las claras las condiciones higiénicas de aquella época.

Ya en las puertas del siglo XVII, concretamente en 1590 el ayuntamiento de Irun prohibió que los cerdos anduviesen sueltos por las calles, ya que pululaban por el cementerio y aún dentro la  iglesia hurgando en la tierra de tal manera que podrían abrir la sepultura de algún cuerpo recién enterrado.

Poco caso parece que hicieron los vecinos a su ayuntamiento, o al menos volvieron a las andadas algunos años más tarde. El Concejo de Irun, con fecha 24 de Agosto de 1646, insistió en que los cerdos no anduviesen por la calle, permitiendo que fueran matados por los vecinos que los encontrasen dentro del pueblo. Más de lo mismo en 1656, pero  esta vez la resolución se hacía extensiva al ganado vacuno. Todavía en 1677 las multas por este motivo eran de diez ducados de plata.

En la mayoría de los casos enfermar suponía pasar a mejor vida, ya que la atención médica era casi inexistente. En 1625 el número de médicos en toda Guipúzcoa era de diecisiete.

Como dato curioso indicaremos que en aquella época, la profesión de cirujano y dentista llevaba aparejada la de barbero.

El miedo a la peste era importante. Ante el nuevo brote detectado en el sur de España, las autoridades de Irun, acordaron el 14 de enero de 1649, "poner gente de cuidado y asistencia en diversos puntos y caminos". Motivos sobrados tenían para ello, ya que años atrás, concretamente en 1597, la peste había causado numerosas víctimas en la cercana Pasajes de San Juan, que en aquella época, jurisdiccionalmente pertenecía a Fuenterrabía.

En la popular fuente de Santa Elena,  en 1679 el ayuntamiento de Irun decidió prohibir que las mujeres fueran a lavar tripas de ganado y “otras cosas que no es bien que se tolere” a la famosa fuente de los cinco caños.

No sabemos si como consecuencia de esa práctica o de alguna otra de similares características, el caso es que en 1684 se produjo una gran mortalidad en los meses estivales, supuestamente debida a algún brote infeccioso gastrointestinal.