LOS  ALARDES

De todos es sabido que, desde tiempo inmemorial, tanto en Irun como en Fuenterrabía tenían lugar los preceptivos alardes, muestras de armas y revistas. A los de Irun se les permitió realizarlos en las fechas que todavía se conservan, en conmemoración de la batalla de San Marcial de 1522.

Se celebraban todos los años y habitualmente tenían lugar el día de San Pedro, 29 de junio. A partir de 1804 cambiaron la fecha al día 30 de junio, festividad de San Marcial

El suministro de armas estaba garantizado al menos en Irun y Fuenterrabía. Al estar ambas localidades constantemente amenazados por un enemigo tan poderoso como el francés, siempre tenían en sus casas consistoriales, armas blancas y de fuego, pífanos y tambores, banderas y demás enseres para la guerra.  

Algunas aldeas como la de Irun, cuestionaban con frecuencia el hecho de que todos sus vecinos tuvieran que trasladarse hasta el centro de las villas, de las que dependían, para hacer los alardes. Este hecho molestaba especialmente a los iruneses, pues se les obligaba a hacer los alardes “bajo la bandera” de la villa de Fuenterrabía , cuando ellos tenían la suya propia.

 

 

La primera noticia que se tiene de estos enfrentamientos es de 1583.

Como consecuencia de los mismos la aldea de Irun consiguió reunir “a campana tañida” a unos 500 hombres armados que eligieron  a su capitán sin intervención de Fuenterrabía.

Un siglo más tarde, a juzgar por uno de los informes de la Provincia de 1652, el asunto parecía estar resuelto, pues en el mismo se dice que la aldea de Irun realizaba alardes sin dependencia de Fuenterrabía.

En otro documento de aquel año se señala que en el alarde  salieron 400 hombres de Irun con sus mosquetes, picas y arcabuces. Conviene tener en cuenta que la bayoneta y el fusil de chispa, que sustituyeron a la pica y el mosquete, no fueron inventados hasta 1681.

Seguimos en 1652  anotamos un detalle curioso. Según unas cuentas municipales datadas en ese mismo año, hubo en Irun una fiesta en la que se representaba una lucha entre moros y cristianos. Aunque la elección de un Rey Moro, un Rey Cristiano y un Emperador, data de mucho antes, traemos esta cita porque en esa misma celebración de moros y cristianos, y sin que sepamos qué relación podría tener, se elegía al capitán del alarde.

Pero volvamos a los conflictos  hasta llegar al año 1667 en que se formó un nuevo alboroto. El entonces alcalde de Fuenterrabía, Gabriel de Ambulodi, pretendió que el alarde y muestra de armas tuvieran lugar en el interior de la villa amurallada. Los de Irun se negaron alegando que era más conveniente su presencia fuera de las murallas, produciéndose algunos incidentes. La cuestión fue resuelta por la autoridad provincial de forma favorable para los de Irun. Desfilaron fuera del recinto en aquella y posteriores celebraciones, al menos durante algún tiempo.

Llegado el rey a Fuenterrabía en 1701, la ciudad había querido introducir la compañía de Irun, pero los iruneses se negaron nuevamente y consiguieron desfilar solos, bajo la autoridad directa de la entidad provincial.

Desde entonces lograron  permanecer definitivamente al margen de la tutela, al menos militarmente, de la ciudad de Fuenterrabía.