EL PALACIO DE AQUILINO

 

Con este nombre se conocía popularmente a un suntuoso edificio residencial construido a finales del siglo XIX por el irunés D. Aquilino Rodríguez Balzola  y que estaba ubicado en el barrio de Anaka, en terrenos donde ahora se encuentra el mercado Uranzu.

 

 

Foto: Archivo Municipal de Irun.

 

El 1 de Enero de 1881 aún existía la vieja casa solar de Uranzu, y el 21 del mismo mes y año, D. Aquilino solicitaba la autorización para construir una vasta y lujosísima mansión.

El edificio fue proyectado por los arquitectos locales Aguinaga y Recondo, inspirados en un "chateau" francés.

Intervinieron en su construcción especialistas franceses e incluso en la cantería, algunos oficiales tiroleses que sorprendían a los vecinos con sus especiales gorgoritos. Fue terminado en febrero de 1883.

 

Hablando de cantos, según cuenta D. Emilio Navas en su libro "Irun en el siglo XX", en el salón de este palacio cantaron los famosos tenores de la época Julián Gayarre y Miguel Fleta.

 

Faltaríamos a la verdad si dijéramos que del Palacio de Aquilino no ha quedado una sola piedra. Al menos dos de las estatuas de bronce que adornaban sus jardines, pudieron salvarse y contemplarse, debidamente restauradas,durante algún tiempo en los jardines del antiguo hospital-asilo de la parte vieja de Irun

Tras la remodelación de la zona en 2014, fueron colocadas en los jardines de la Biblioteca Municipal 'Ikuts Alaia'.

 

 

 


 

D. Aquilino Rodríguez Balzola, nació en Irun en 1843.

Hombre de gran inteligencia, desde muy joven y sin una preparación específica, inició toda clase de negocios fronterizos que le permitieron amasar una gran fortuna, de forma que en la última guerra carlista realizó un importante préstamo al ayuntamiento de Irun cuyas arcas se hallaban exhaustas.

Como dato de referencia del inmenso poder económico del mencionado señor, en uno de los documentos municipales se cita que el 21 de Mayo de 1887 envió un oficio al ayuntamiento solicitando se nombrara una comisión para que se delimitara y marcara la línea de sus propiedades de Uranzu y el antiguo camino vecinal que se dirigía a Fuenterrabía.

En aquella época, los dineros ganados con el comercio se transformaban en bienes de naturaleza urbana y rústica. D. Aquilino llegó a ser propietario de más de cien caseríos en Irun, Hondarribia, Oiartzun, Lezo y Errenteria.

Se casó a los 34 años con María Gal Garayalde, de 18 años, con la que tuvo 7 hijos, de los cuales dos varones, Francisco, padre del popular Patxo, general del Alarde, y Luis, el entrañable historiador local que utilizó el seudónimo de Luis de Uranzu. D. Aquilino falleció en 1921 a la edad de setenta y ocho años.

Su suntuoso palacio quedó destruido tras el demencial incendio de Irun del 4 de Setiembre de 1936.