INVASIONES |
Desde mediados del siglo XV hasta finales del XVIII, fueron varias las batallas e invasiones que se produjeron en la comarca del Bidasoa: en los años 1476, 1512, 1522, 1579, 1596, 1638, 1719, 1794, 1813...
Grabado del sitio de Fuenterrabía de 1638.
El 18 de febrero de 1476, cuarenta mil hombres al mando de Amán, señor de Labrit, entraron en Guipuzcoa. Muchos guipuzcoanos se encerraron en Fuenterrabía y otros en Irun, por donde forzosamente había de pasar el enemigo. Éste, en su atraque, quemó parte de las casas del pueblo, produciendo varias bajas. El ejército se detuvo en Irun durante cincuenta días sin poner sitio a Fuenterrabía
En 1512 estalló otra guerra. Fernando el Católico se enfrentaba de nuevo a Luis XI de Francia. Con esta guerra, el reino de Navarra fue incorporado definitivamente a Castilla, por lo que Irun no tendría más amenaza de invasión que la que llegase de Francia.
De todos es conocida la de San Marcial de 1522, en la que Irun y Hondarribia se vieron implicados en varios episodios, enfrentándose a las tropas francesas y mercenarios lasquenetes alemanes a los que contingentes guipuzcoanos y castellanos neutralizaron en la peña de Aldabe, el 30 de junio de aquel año.
Lasquenetes. Del libro de Ramón Guirao "Batalla de San Marcial y sitio de Hondarribia (1521-1524)".
Entre 1542 y 1546 varios fueron los intentos de los franceses de arremeter por este lado de la frontera, pero los iruneses, siempre atentos, acudieron raudos a sus puestos desbaratando al bando enemigo.
En 1579, los franceses proyectaban tomar San Sebastián pero los guipuzcoanos acudieron al paso de Behobia obligando al enemigo a retirarse. Por este motivo, el 7 de noviembre de aquel año, Felipe II envió una carta felicitando a Irun y Fuenterrabía por los buenos servicios prestados.
El 24 de diciembre de 1596 hubo otro intento de invasión. El entonces Capitán General de la provincia, Juan Velázquez, pidió 600 arcabuceros para defender la frontera. Fueron suficientes para disuadir al enemigo.
El 1 de julio 1638, los franceses, vadeando el Bidasoa por ocho puntos distintos, incendiaron en Irun 200 casas, 14 molinos y 4 ferrerías. Tan seguros estaban nuestros vecinos de Fuenterrabía de la imposibilidad de ser invadidos, que la víspera de la entrada de los franceses, se divertían con una corrida de toros en la plaza de Armas...
El asedio de Fuenterrabía duró más de dos meses y durante el mismo, el palacio de Arbelaiz de Irun estuvo a punto de ser volado por los franceses, quienes supieron que en él se alojaba el almirante Marqués de los Vélez. Su mayordomo, Pedro Salazar, fue quien descubrió los barriles de pólvora con la mecha lenta encendida y pudo evitar la catástrofe.
Los años que siguieron fueron también de continua amenaza. En 1674 había previsto armamento suficiente para 600 hombres para el resguardo de la frontera.
Con la llegada de Felipe V al trono desaparecieron las discordias entre Francia y España, ya que a partir de entonces los moradores de las regiones del otro lado del Bidasoa se suponía que eran aliados nuestros. Pero a partir de 1703 las amenazas comenzaron a llegar desde el mar con la llegada de las armadas de Inglaterra y Holanda. Por si fuera poco, un año más tarde, la Provincia dispuso que toda la gente estuviera sobre las armas ante la posible entrada del ejército de Portugal, por Castilla.
PARA SABER MAS...
Cuando se confirmaban los temores de una invasión, nuestros antepasados cargaban en carros y caballerías sus bienes más preciados, formando caravanas hacia los pueblos del interior. Otro tanto hacía la iglesia con sus imágenes y ornamentos valiosos, y el ayuntamiento con su archivo. Los que quedaban se dedicaban a inutilizar los caminos cortándolos, abriendo zanjas o derribado árboles para dificultar el paso del enemigo.
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