HERMANDAD DE DOS PUEBLOS |
La vecindad no ha sido siempre motivo de una relación afectuosa. En épocas pasadas fue causa de roces y discordias que afloraban con suma facilidad en una mentalidad propia de comienzos del siglo XVIII. Digamos que en varias ocasiones y por diversos acontecimientos, Irun se sintió agraviada por Fuenterrabía.
Vista de Fuenterrabía desde Irun. Grabado de Wilkinson de 1837.
En más de una ocasión ocurrieron sucesos sangrientos entre ambas poblaciones, sin que lrun pudiera sacudirse del yugo férreo con que le tenía amarrado Fuenterrabía, ya que nuestros vecinos contaban con toda clase de favoritismos y apoyos que alcanzaba de los reyes y poderes del Estado, por su calidad de plaza militar.
Sirva como ejemplo que, amparados en la prohibición que existía de levantar edificios de nueva planta en nuestra localidad, llegaron los alcaldes de Fuenterrabía a ordenar el derribo de tabiques y demás obras nuevas ejecutadas en el interior de las casas de Irun.
Prohibían también la carga y descarga de granos, el trato y comercio, el establecimiento de pesos y medidas, la residencia de sacerdotes y varias cosas más.
Desde el año 1614 Irun intentó separarse de Hondarribia hasta que la Real Cédula de 27 de febrero de 1766 permitió a Irun tener en propiedad la jurisdicción del municipio; es decir, que el alcalde pudiera, entre otras labores, hacer justicia en su Ayuntamiento.
Hasta entonces Irun dependía de Fuenterrabía y el alcalde de esta última impartía justicia en Irun, condenando o perdonando a cualquier ciudadano por cualquier delito cometido.
Otro ejemplo de las no muy buenas relaciones existentes entre ambas localidades fue la construcción del Ayuntamiento de Irun, inaugurado en 1763. Durante catorce años los iruneses sufrieron todo tipo de impedimentos por parte de nuestros vecinos. En aquel tiempo existía la prohibición, dictada por los Reyes Católicos, de construir edificios de piedra en Irun, como una forma de favorecer el desarrollo de Hondarribia. Finalmente, el rey Carlos III concedió su autorización.
En cualquier caso, la consecución de la independencia no significó el fin de los conflictos con la ciudad vecina, ya que siguieron los pleitos relacionados con los juncales, las mugas, la gabarra del Bidasoa, la Alcaldía de Sacas…
Eran otros tiempos y al día de hoy existe un total hermanamiento entre ambas ciudades. Prueba de ello son algunos datos que aportamos, recogidos en una de las monografías de D. Emilio Navas:
Desde 1887 Irun cuenta con una calle con el nombre de Hondarribia (hasta 1979 Fuenterrabía). Los irundarras han considerado como propias las tripulaciones de Fuenterrabía que tomaban parte en las regatas de San Sebastián, de hecho y según consta en las actas municipales de 1940, el consistorio irunés subvencionó a los remeros ondarribitarras para alivio de los gastos que ocasionaba su entrenamiento.
A las pruebas de hermandad de nuestro pueblo, el Ayuntamiento de Fuenterrabía correspondió dando el nombre de 'Irún' a una de sus calles y el de 'Uranzu' a uno de sus jardines.
Año 1940. Reunión de hermandad entre representantes de los Ayuntamientos de Irun y Fuenterrabía. En la fila de abajo (segundo y tercero por la izquierda) los alcaldes Francisco de Sagarzazu (Fuenterrabía) y José Ramón Aguirreche (Irun).
La prensa de la capital se hizo eco de estos hechos publicando un emotivo artículo en el que se decía: "Irún y Fuenterrabía ratifican su hermandad, de la que cabe esperar óptimos frutos para el porvenir de los dos pueblos guipuzcoanos"
Fuente: Archivo Municipal de Irun. Irun en el siglo XX (E.Navas)
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