IRUN Y EL MAR |
Aunque actualmente Irun no está sobre la costa, en épocas anteriores las aguas del Cantábrico cubrían gran parte de sus zonas más bajas. Todavía en el siglo XVII, por poner un ejemplo, las cercanías de la parroquia del Juncal eran dominio de las aguas.
La tradición marinera de nuestros antepasados iruneses ha queda reflejada en numerosos escritos. En agosto de 1661 se dieron cinco hombres de los 200 que la Provincia mando embarcar en la escuadra fondeada en Pasajes.
En el siglo XVII varios iruneses ostentaban cargos de importancia en las Reales Armadas: Lucas de Berroa, Sancho de Urdanibia, Bartolomé de Urdinso y Juan Bautista Arizmendi, entre otros.
En 1718, se consideraba a Irun como puerto marítimo, aun cuando ya había muchas vegas aluviales formadas que dificultaban la navegación por el estuario del Bidasoa. En 1718 había registrados en la “matrícula del mar”, 72 iruneses. En 1723, se dice que 30 marineros de la “aldea” de Irun salieron a cazar ballenas. En 1728 lo hicieron otros 19.
El año 1734, siete iruneses ingresaron en la Real Armada. En 1792 había en Irun seis oficiales de mar.
Luis de Uranzu dejó escrito que "la Armada española consideraba a Irun como puerto de mar y sus vecinos, más familiarizados con la navegación fluvial, servían en la Marina de Guerra y que el Ayuntamiento de Irun confeccionaba todos los años una lista que remitía a la Junta General".
Por una de aquellas listas sabemos qué iruneses andaban navegando en aquellos tiempos por el mundo, bien formando parte de las levas de marinería o bien dedicándose a las faenas de pesca.
En cuanto a la pesca, las expediciones vascas a Terranova eran frecuentes, suponemos que también con algún irunés embarcado, primero por la caza de ballenas y más tarde movidos por los importantes bancos de bacalao en los mares del norte.
En la dura existencia que llevaban aquellos marinos, el escorbuto, producido por beber agua en mal estado, era una maldición. En varios escritos hemos leído que los vascos se libraron del escorbuto porque llevaban sidra en sus navíos, opinión que según los expertos, no es del todo cierta ya que la sidra no contiene vitamina "C". La ausencia de la enfermedad se debía a que el tiempo que pasaban sin tocar tierra era poco más de un mes, tiempo insuficiente para la aparición de la enfermedad.
En épocas más recientes... Marineros vascos faenando en Terranova.
Fuente: Pequeña Monografía de un pueblo del Bidasoa (Ricardo Izquierdo).
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