HILANDERAS |
El último telar que trabajó en Irun fue el que estuvo en la calle de Eguzkitza. Se cerró hacia el año 1870.
Hilandera vasca trabajando en la rueca. (Portada libro J.A. Azpiazu).
En muchas casas de Irun se hilaba en la rueca la fibra del lino cultivado en nuestros campos. Luego se llevaba el hilo obtenido al mencionado telar de Eguzkitza, donde se transformaba en piezas de blanquísimo lino. Con ellas, las amas de casa confeccionaban sábanas, manteles, servilletas, etc. Constituía un orgullo para las novias el mostrar su ajuar hilado y cosido en casa.
En el libro “La historia desconocida del lino vasco” de J.A. Azpiazu, se recogen historias de tejedoras de nuestra comarca en el año 1602, mujeres cuyo oficio era “hilar y coser, labrar y liencear, en comprar y vender lienzos”
De lo anterior se deduce que hilandera era de una de las profesiones más ancestrales del País Vasco. Consistía en hacer hilo a base de lana, cáñamo y, principalmente de lino.
Hasta el siglo XX la ropa más apreciada era la realizada en lino, porque era la más fuerte y dura. De lino eran las camisas, sábanas, toallas… También las piezas relacionadas con la iglesia: trajes de los sacerdotes, manteles del altar y telas para cubrir a los difuntos.
A través del lino, la mujer vasca se forjó un posición social, hasta el punto de que a finales del siglo XVI se les bautizó como ‘mujeres libres’, debido a que adquirieron un status importante en un momento en el que las mujeres estaban sometidas por completo al hombre.
Es posible que nuestro Ayuntamiento habría pensado en ellas cuando en 1975 dedicó una calle a esta profesión ‘Irule’ (Hilanderas) que en los últimos tiempos ha pasado a ser muy conocida, sobre todo por migrantes en tránsito camino de Francia, ya que en ella se encuentran dos centros de acogida del Gobierno Vasco que ofrecen albergue a esas personas durante su estancia en nuestra ciudad.
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