LOS URDANIBIA

BALTASAR DE URDANIBIA

 

Baltasar de Urdanibia vino al mundo en 1650 y no hemos hallado el día de su nacimiento, aunque sabemos que fue bautizado el 6 de enero del mismo año, según consta en el archivo parroquial de Irun, que se guarda en el Archivo Diocesano de San Sebastián.

A la edad de 19 años, en 1669, fue nombrado diputado (concejal) y tres años más tarde, en 1672, llegó a ser capitán (alcalde), cargo que repitió en 1678 y 1693.

No cabe duda de que Baltasar disponía de una importante fortuna, ya que en 1674 compró los frutos primiciales  al clérigo Juan de Zamora.

A lo largo de su vida fueron varios los pleitos que Baltasar tuvo abiertos por las más variadas causas. Siendo alcalde en 1678, tuvo pleitos contra la propia Universidad de Irun por ofensas verbales y su negativa de entregar unos documentos, el sello de armas y la llave del archivo. Tuvo también embargadas las rentas del Concejo en tanto no se resolviera el juicio que mantenía abierto sobre el patronato del hospital al haber despedido al cirujano Pedro de Irazaval. En las mismas fechas era requerido por  la Provincia que le reclamaba el importe de la contribución general.

En 1684  fue acusado de un lío de faldas. La posibilidad de que Baltasar de Urdanibia hubiera terminado, por este hecho, con sus huesos en prisión fue más que probable, ya que él mismo se refiere al encierro en la cárcel pública, por mandado del alcalde Rafael de Echeverría.

Baltasar no se contuvo en sus pleitos ni tan siquiera cuando estuvo preso. Durante ese período demandó a un tal Peri de Chumenea, vecino de Hendaya, quien había cortado un roble, propiedad de Baltasar, sin su consentimiento, mientras nuestro hombre estaba entre rejas.

Sus desavenencias no fueron solo verbales. En 1687, Josefa Alzubide demandó a Baltasar de Urdanibia, a su mujer y a su cuñada por heridas con chuchillo. Algunos años más tarde, Pedro Berroa hizo lo propio por golpes que le había propinado el de Urdanibia.

Poco antes de su fallecimiento todavía se sentía con fuerzas para iniciar otro pleito por el nombramiento de Juan de Arochena como sacristán y defender su hacienda contra Martín de Urdinso quien pretendió embargar a Baltasar por las fianzas contraídas con la Universidad.

Tras su muerte son varios los requerimientos que hemos encontrado contra sus bienes, sobre todo por parte de sus parientes María Domingo de Urdanibia y Francisco de Tompes, hermana y cuñado respectivamente, que pugnaban, entre otros, por repartirse su herencia.

Creemos que Baltasar no tuvo descendencia.


 

P.S.:

En un golpe de suerte hemos podido encontrar la firma se Baltasar de Urdanibia en el Archivo Municipal de Irun.

No ha sido tarea fácil ya que todos los escritos en los que figuraba siendo alcalde, fueron firmados por el secretario del Ayto.

A consecuencia del lío de faldas anteriormente citado, la Iglesia le obligó a confesar por escrito con firma de su puño y letra. Genio y figura.