El Palacio de Urdanibia es el máximo exponente de la Historia del Barrio de Anaka.

La Cofradía Anaka, Cultural y Gastronómica de Irun, lo ha tenido en cuenta y lo ha reproducido en su logotipo. Lo que sigue son algunos apuntes para saber más del Palacio y de las personas relacionadas con el mismo.

 

 

EL PALACIO DE URDANIBIA

 

Este edificio señorial, de líneas clásicas y elegantes, se encuentra  en el paraje denominado Urdanibia en el Barrio de Anaka. Fue reconstruido en 1612 y su origen se remonta a varios siglos atrás. En su fachada principal además de la inscripción "Sebastián de Urdanibia reedificó esta casa en 1612" se puede admirar el escudo esculpido en piedra de los Aranzate, quienes estaban emparentados con los Urdanibia.

 

En 1889, el entonces propietario, Rafael Gaztelu, Marqués de Echeandia, encargó una nueva reconstrucción a los arquitectos Pedro de Recondo y Juan José de Aguinaga

 

En 1982 el Gobierno Vasco acometió una importante obra de restauración, se sustituyeron sus aleros lanzados, labrados con canecillos y relieves de madera, por otros forjados en hormigón.

Como consecuencia de dichas obras se pudo comprobar la existencia en su interior de muros pertenecientes a una casa-torre cuya antigüedad podría remontarse a la alta Edad Media.

 

 

EL APELLIDO URDANIBIA

 

Varios han sido los personajes que, con el ilustre apellido de Urdanibia hemos ido encontrando en los libros de actas del Archivo Municipal de Irun. Los Urdanibia dejaron en el Barrio de Anaka un importante legado, en el que destacan el Palacio de Urdanibia que,  junto con el complejo ferro-molinero que lleva su nombre, forman un conjunto histórico monumental.

Es probable que los Urdanibia figurasen entre los primeros y más antiguos pobladores de la Universidad de Irun-Uranzu.

Estos son algunos de los Urdanibia que hemos ido encontrando

Juan o Martín, pero pertenecía a la casa solar de Urdanibia. Estuvo en una de las más famosas batallas de la Reconquista que tuvo lugar en el sur de España, la famosa batalla del Salado en el año 1340. Por este motivo Alfonso XI le nombró miembro de la Orden de la Banda para premiar su heroico comportamiento aunque hay heraldistas lo niegan que lo ponen en duda.

En 1457, en el episodio en el que el señor de Aranzate ordenó se prendiese fuego a la casa torre, que se encontraba en la plaza de San Juan, con 120 franceses en su interior y su Capitán Purguet, se cita que el dueño de la casa era Pedro de Urdanibia.

La Casa de Urdanibia no siempre perteneció a esta familia o a la de Aranzate. En 1521 encontramos a Juan Peres de Aoyz, hijo de Juanes de Aoyz, como señor de la casa de Urdanibia.

Parece evidente que entre los Aranzate y los Urdanibia existía algún parentesco, de hecho, en la fachada del palacio de Urdanibia aparece el escudo de Aranzate junto a la inscripción de Sebastián de Urdanibia que reedificó el edificio en 1612.

En documentos del año 1500, entre otros apellidos  encontramos a Mariqui y Petri de Urdanibia.

Tenemos también a Juan de Urdanibia, que en 1512, junto con los capitanes Ambulodi, Azcue y Martínez de Zaldibia, obligaron al ejército francés, que había  invadido la ciudad de Fuenterrabía, a levantar el sitio y retirarse.

Más tarde encontramos a otro Pedro de Urdanibia que en 1522 se distinguió por el castigo infligido a 600 gascones y navarros, capitaneados por el dueño de la casa de Ibarrola, Juan de Aeza,  que atacaron Oyarzun en la noche del 31 de Enero de aquel año.

En el primer libro de actas de Fuenterrabía, que está fechado en 1528, ya se cita el molino de Urdanibia. En 1565 encontramos a otro Juan de Urdanibia que aparece como testigo de un suceso acaecido con motivo de la visita de la reina doña Isabel.

No cabe duda de que los Urdanibia eran gente con casta. En 1673 durante un canje de embajadores, ocurrió un incidente en el que estuvo implicado Juan Bautista de Endara y Urdanibia.  

Los Urdanibia, junto con los Aranzate, figuran entre los apellidos más antiguos de Irun, fueron propietarios de varias casa-torre, representaron algunos de los episodios épicos que se relatan en la historia de Irun y se les cita como constructores de ferrerías, molinos y casas, formando parte muy activa de la vida social e industrial de aquella época.

 

LA CASA DE URDANIBIA

 

Para entender los motivos por los que nuestros personajes se vieron envueltos en tan diversas historias por defender su hacienda y el buen nombre de los Urdanibia, es preciso situarse en lo que, en aquel momento, pertenecer a una Casa, llevaba consigo.

Los parientes, hermanos, tíos, sobrinos, primos, es decir, todos aquellos que, de alguna manera, estaban relacionados por sangre con una Casa en concreto, se encontraban de igual modo interrelacionados por una tupida red de obligaciones mutuas, no exentas a veces de violencia, en la que la aceptación de los designios de los padres, la mutua atención, la defensa del honor del grupo, los mutuos servicios en forma de préstamo de dinero, ayuda para negocios, o para casar, formaban un todo indisociable.

Las obligaciones para con la Casa no se extinguían ni siquiera cuando de por medio existía una considerable distancia física. Las remesas de las Indias y las casas reconstruidas gracias al dinero de los parientes indianos eran una buena muestra de ello. Pero esa ayuda no se expresaba sólo en dinero, sino también en la protección y atención continuada a los que habían quedado en la Casa.

 

SANCHO DE URDANIBIA

 

El General Sancho de Topalda y  Urdanibia Nació en Irun y murió en Cádiz en 1644 dejando un importante caudal para la construcción y reforma de numerosas iglesias.

Sirvió a Felipe III en los primeros años de 1600, en las Armadas Reales de España y las Indias.

Su generosidad llegó también a su ciudad natal donde dejó escrito en testamento otorgado el 13 de septiembre de 1644, que se construyera con parte de su herencia, un magnífico hospital, que en su día tuvo, nada menos que, veinticuatro camas, médico, boticario y hospitalero con unos salarios anuales muy considerables para la época. Este edificio, muy remozado, aún se conserva en la plaza de Urdanibia, en la parte vieja de Irun, y ha servido de todo: almacén, cineclub, euskaltegi y, pronto será convertido en museo.

Sancho de Urdanibia nombró patrono de este benéfico establecimiento a Sebastián de Urdanibia.

Un curioso cambio tuvo lugar en el orden de apellidos observado en el testamento de D. Sancho de Urdanibia y Topalda en favor de su hermana, en el que figura como María Ramos de Topalda y Urdanibia. Al fallecer ésta, la herencia pasaría a la sobrina de D. Sancho, Magdalena de Zistiaga y Topalda.

El hospital de Urdanibia reemplazó al destruido por los franceses en 1638 llamado hospital de Santa Margarita, que se encontraba cerca de la iglesia del Juncal.

 

SEBASTIAN DE URDANIBIA

 

 

Como queda dicho anteriormente, era sobrino de Sancho de Urdanibia y a él debemos la reedificación del Palacio de Urdanibia en 1612.

 

De ello dejó constancia en la fachada principal del Palacio.

La imagen de la izquierda corresponde al blasón con la inscripción:

"Sebastián de Urdanibia reedificó esta casa año de 1612"

 

El mismo espejo oval , en forma de cueros recortados, es el utilizado por la Cofradía Anaka en su logotipo

 

Sebastián de Urdanibia casó en Irun con Magdalena Zistiaga, (30-05-1665) y tuvieron ocho hijos, el sexto de ellos de nombre Baltasar, a quien dedicamos el siguiente capítulo.

 

BALTASAR DE URDANIBIA

 

D. Baltasar de Urdanibia vino al mundo en 1650 y no hemos hallado el día de su nacimiento, aunque sabemos que fue bautizado el 6 de enero del mismo año, según consta en el archivo parroquial de Irun, que se guarda en el Archivo Diocesano de San Sebastián.

A la edad de 19 años, en 1669 ,fue nombrado diputado (concejal) y tres años más tarde, en 1672, llegó a ser capitán (alcalde), cargo que repitió en 1678 y 1693.

No cabe duda de que Baltasar disponía de una importante fortuna, ya que en 1674 compró los frutos primiciales  al clérigo Juan de Zamora.

A lo largo de su vida fueron varios los pleitos que Baltasar tuvo abierto por las más variadas causas.Siendo alcalde en 1678, tuvo pleitos contra la propia Universidad de Irun por ofensas verbales y su negativa de entregar unos documentos, el sello de armas y la llave del archivo. Tuvo también embargadas las rentas del Concejo en tanto no se resolviera el juicio que mantenía abierto sobre el patronato del hospital al haber despedido al cirujano Pedro de Irazaval. En las mismas fechas era requerido por  la Provincia que le reclamaba el importe de la contribución general.

En 1684  fue acusado de un lío de faldas. La posibilidad de que Baltasar de Urdanibia hubiera terminado, por este hecho, con sus huesos en prisión fue más que probable, ya que él mismo se refiere al encierro en la cárcel pública, por mandado del alcalde Rafael de Echeverría.

Baltasar no se contuvo en sus pleitos ni tan siquiera cuando estuvo preso. Durante ese período demandó a un tal Peri de Chumenea, vecino de Hendaya, quien había cortado un roble, propiedad de Baltasar, sin su consentimiento, mientras nuestro hombre estaba entre rejas.

Sus desavenencias no fueron solo verbales. En 1687, Josefa Alzubide demandó a Baltasar de Urdanibia, a su mujer y a su cuñada por heridas con chuchillo. Algunos años más tarde, Pedro Berroa hizo lo propio por golpes que le había propinado el de Urdanibia.

Poco antes de su fallecimiento todavía se sentía con fuerzas para iniciar otro pleito por el nombramiento de Juan de Arochena como sacristán y defender su hacienda contra Martín de Urdinso quien pretendió embargar a Baltasar por las fianzas contraídas con la Universidad.

Tras su muerte son varios los requerimientos que hemos encontrado contra sus bienes, sobre todo por parte de sus parientes María Domingo de Urdanibia y Francisco de Tompes, hermana y cuñado respectivamente, que pugnaban, entre otros, por repartirse su herencia.

Creemos que D. Baltasar no tuvo descendencia.