LAVADEROS

Durante los siglos XVI y XVII los lavaderos de Irun estuvieron unidos a las fuentes aprovechando las aguas sobrantes de las mismas. Fueron construidos para evitar que las gentes lavaran la ropa en las fuentes públicas o en los ríos  y en su origen eran modestos edificios parcialmente cubiertos.

 

 

Mujeres lavando en el regato de Artia. Archivo Municipal de Irun

 

A partir del siglo XIX  su construcción fue mucho más cuidada.

Entre los primitivos, el más popularmente conocido en Irun fue el  de Santa Elena que se encontraba en la parte trasera de la ermita.

A partir del siglo XIX y como consecuencia de las insistentes solicitudes de servicios necesarios para la población, en una época en la que el servicio de aguas a domicilio era incipiente, comienzan a proliferar los lavaderos.

Además del citado de Santa Elena reedificado posteriormente junto a la fuente del mismo nombre, existían otros como el de "Chocolabe" (en la actual plaza de Jenaro Echeandía), el de "Errecorte" (en el barrio  Behobia) y el de "Lecaenea" (en la zona de San Miguel-Anaka) al que vamos a referirnos a continuación.

 

 

 

En 1892 la zona de la estación del ferrocarril era muy populosa y el único lavadero publico, el de Santa Elena,  se encontraba muy distante.

En aquella fecha el Ayuntamiento concedió licencia  a  José Arbildi para que construyera un lavadero (ver dibujo) en el punto conocido como "Lecaenea".

 

Tras haberlo finalizado en abril de 1893 decidió cederlo al municipio "en las condiciones de la ley", contestándole el Ayuntamiento que no había fondos para tal fin, si bien le autorizaba a que le fuera suministrada el agua necesaria siempre que no excediera de los cinco mil litros diarios.

Este caudal resultaba insuficiente, por lo que solicitó instalar una tubería desde la cercana fuente de la plazoleta entre las calles Zubiaurre y Fuenterrabía, que también le fue denegado.

No obstante, el Sr. Arbildi, a pesar de los impedimentos, contando con el apoyo popular consiguió inaugurar su lavadero el 24 de agosto de 1893.

 

Estos eran los precios:

Por cada cesta o vasija de 34 litros de cabida o menos, 10 céntimos. Por cada 17 litros o menos que excediera de la medida, 5 céntimos.

Había una persona encargada del despacho de billetes por cada cantidad de ropa y quien cuidaba del buen orden del establecimiento.

En enero de 1894 nuestro hombre volvió al intento de cesión. Esta vez acompañó su escrito con las firmas de 55 vecinos que se sentían discriminados con respecto a los del casco antiguo quienes disfrutaban de una lavadero sin pago alguno.

 

Durante un tiempo los responsables del municipio debatieron la posibilidad de construir un nuevo lavadero público, para el que nunca había dinero, o llegar a un acuerdo razonable con el Sr. Arbildi.

Finalmente se decidieron por la opción menos costosa, autorizar la propuesta privada llevando el agua de las cañerías públicas hasta su casa y también al lavadero, siempre que colocara un contador del sistema "Frager" de fabricación francesa.

Esta instalación privada de José Arbildi funcionó hasta el año 1912 fecha en que fue demolida.

 

Por parte del municipio hubo numerosas propuestas de construcción de un lavadero público en la zona. En los libros de actas del Ayuntamiento de Irun se recogen diversas propuestas en los años, 1908, 1912, 1918, 1923, 1925, 1927 y 1933, sin que ninguna de ellas llegara a prosperar.

La de 1933 a punto estuvo de convertirse en realidad. Incluso tres años más tarde el estudio seguía en pie, aprobándose el 25 de marzo de 1936.

 


Bibliografía consultada:

- Sagrario Arrizabalaga "Fuentes, lavaderos y abrevaderos de Irun" . Boletín de Estudios LUKT. Año 2000

- Fondo histórico Archivo Municipal de Irún

Fotos:

- Archivo Municipal de Irun