EL BARCO LASAOLA
No hace tanto tiempo que el vistoso puente y el mástil de proa de un gran barco pesquero podían verse desde la carretera nacional, a la altura del barrio de Ventas.
Estos son los datos que hemos encontrado del que fue un moderno barco hace y de cómo terminó "anclado" en Irun.
Participó activamente en la llamada “guerra del bacalao” en la que, a principios de los 90, se enfrentaron pesqueros vascos y canadienses por los bancos de Terranova.
Maqueta del "Lasaola"
En aquella batalla no hubo sangre ni hundimientos pero sí numerosas bajas “a posteriori” que, como consecuencia de la drástica reducción de cupos de capturas y reestructuración de aguas territoriales, condenaron al desguace a un buen número de nuestros barcos de arrastre. El “Lasaola” fue uno de ellos. Propiedad de Herederos de Juan de Velasco fue construido en 1973 por Lasa Hnos. de Pasajes con un diseño atrevido para la época. Tenía 57,62 m. de eslora, desplazaba 595,5 T. y disponía de un motor de 1200 CV. Llamaba la atención por sus líneas modernas, hasta el punto que llegó a ser más conocido como el “yate del gran banco” que por su verdadero nombre.
El "Lasaola" en el puerto de Pasajes
Pero hubo quien hizo posible que tan bello ejemplar no fuera convertido en chatarra, al menos en su totalidad. La historia comienza en 1960 en la vieja sidrería de la calle Santiago de Hondarribia, en la que su propietario Claudio Fuertes alternaba las labores de hostelería con las de compra y venta de bacalao. Sus hijos Santiago y José María continuaron con el negocio y se instalaron en Anaka, frente al Edificio Belasco donde estuvieron hasta 1994. Un año más tarde, en terrenos del desaparecido caserío “Eskorza”, en el barrio de Ventas, construyeron la nueva planta consolidando una empresa que, con el paso de los años, se convirtió en una de las punteras del sector: “La Bacaladera”.
El puente del "Lasaola" convertido en tienda
Fue en ese momento cuando los hermanos Fuertes tuvieron la feliz idea de recuperar el puente del “Lasaola”, que un año antes había quedado fuera de servicio, para convertirlo en tienda-oficina que más tarde fue rebautizado como “Don Salado”. Rescataron también el mástil de proa.
Puente y mástil, ambos elementos formaban un espectacular y atractivo conjunto que componían la antesala de unas imponentes y modernas instalaciones dedicadas al tratamiento y comercialización del bacalao.
Sin duda fue un aliciente más para que el grupo noruego Solstrand se decidiera a comprar "La Bacaladera" en 1996.
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