HORNOS CALEROS
La cal es un producto natural que tuvo gran importancia en el pasado. Con una de cal, otra de arena y agua se hacía el mortero para construcción. En nuestros caseríos se utilizaba para desinfectar cuadras, blanqueado de paredes y como abono para la tierra. El proceso de lavado que sufrían los campos por las frecuentes lluvias, hacía que fueran perdiendo productividad, por lo que era preciso abonarlos con cal. La calcinación se efectuaba en el mes de marzo, con vistas a la ulterior siembra de maíz, principalmente.
Para producir cal, nuestros baserritarras utilizaban unos hornos especiales llamados caleros, en los que sometían a la roca caliza troceada, a temperaturas que rondaban los 900 grados. Este proceso duraba entre tres y cinco días, por lo que era preciso turnarse día y noche para mantenerlos activos.
Para su construcción se buscaba la ladera de un monte, por lo que una parte del mismo se encontraba por debajo del nivel del suelo. Por la parte superior se realizaba la carga, teniendo en la base un canal por el que se destilaba la cal viva. Para el fuego se utilizaba generalmente árgoma, troncos y carbón vegetal.
Para ilustrar este modesto escrito, reproducimos la foto de un típico horno y el dibujo de sección de una típica calera que nos ha facilitado Ricardo T. Berrodia Gordejuela.
Horno calero
1.- Tragante del hogar . Abertura por donde se realizaba la carga de piedra caliza troceada. 2.- Cuba de cocido . Provista de una potente parrilla metálica. Capacidad aproximada 6 metros cúbicos. 3.- Obra de mampostería. Levante de piedra, similar al del recubrimiento interno. 4.- Contrafuerte. Muro de contención de la estructura. 5.- Alacena. Pequeño hueco para dejar los útiles de trabajo. 6.- Canal de sangrado. A través de él se destilaba la cal-viva. 7.- Ladera del monte. Habitualmente los hornos estaban encajados en una ladera.
Calera en eL barrio de Ventas, en las inmediaciones del caserío Mendiona.
Entre otros muchos que hubo en Irun, hay noticias de un horno calero que existió en el caserío Puyana. No hemos podido confirmarlo, pero todo hace suponer que sí lo hubo ya que hemos encontrado en el Archivo Municipal una nota referida a su propietario en el año 1859, don José Antonio Ausán, al que el ayuntamiento le autoriza la recolección de argoma para su calera.
Sabemos también que hubo un horno en la inmediaciones del caserío Ullurta-Azpi y otro, del que todavía se pueden ver sus restos tapados por la maleza, en las cercanías del caserío Zigarroa, en el barrio de Jaizubía, que mostramos en la foto.
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