CEMENTERIOS
Si exceptuamos la necrópolis de la ermita de Santa Elena, el más antiguo del que tenemos noticia es de 1653 y estaba en la parte delantera de la parroquia del Juncal, cuya construcción que duró un siglo, había finalizado en 1604.
Todavía en 1721 se efectuaban enterramientos en el exterior, mientras que a los sacerdotes se les daba sepultura en el interior de la iglesia.
En 1781 el Ayuntamiento estudió una propuesta de trasladarlo a la parte posterior de la iglesia, pero las obras no se iniciaron hasta 1803. Por problemas económicos no se terminó hasta 1807. Contaba con "depósitos de huesos" y "cuarto de ataúdes".
Plazoleta del Juncal, donde hubo enterramientos
Fue ampliado en 1848 utilizando la parte de jardín existente junto a la iglesia. En 1855, y debido a la epidemia de cólera, quedó fuera de servicio ya que por su proximidad a la población podía ser un foco de infección, por lo que fue preciso construir un "nuevo Campo Santo a distancia conveniente y en paraje que reuniera las condiciones higiénicas convenientes”.
Parque de Mendibil, donde estuvo ubicado el cementerio de Kostorbe
El lugar elegido fueron los terrenos de Kostorbe, en lo que hoy conocemos como parque de Mendíbil. Tras la compra de los terrenos a Ignacio Mª de Olazabal, por un importe de 14.389 reales y 80 céntimos, el primer proyecto, redactado por Policarpo Balzola, es de 1856, con un presupuesto de 21.879,80 pesetas y un plazo de ejecución de 4 meses. Pero el Ayuntamiento no disponía de fondos, por lo que puso a la venta las futuras sepulturas de “primera y segunda clase” con una considerable rebaja sobre el precio establecido en principio.
Fueron numerosas las protestas de algunos vecinos que se negaban a su construcción, alegando entre otras, los riesgos que “pueden llevar consigo las emanaciones del campo donde se entierren los cadáveres”. Finalmente las obras se llevaron a cabo sobre un terreno con una extensión de 3.850 m2, distante un kilómetro del núcleo de la población, y comprendían la construcción de un osario, depósito de cadáveres y huerto destinado al enterramiento de religiosos. Pegante al camposanto existía un cerrado de 200 m2 para no católicos. También eran enterrados fuera del recinto, los cadáveres de criaturas que no hubieran recibido las “aguas de socorro”, y los de otros “casos especiales”. Las remodelaciones y mejoras del antiguo cementerio de Kostorbe fueron varias, como las acometidas en 1863. A pesar de encontrarse algo deteriorado, por su valor testimonial, reproducimos uno de aquellos planos.
Planos del cementerio de Kostorbe
En un expediente de 1898 al que hemos tenido acceso, se dice que en julio de aquel año, apenas quedaba sitio para enterramientos para cuatro o cinco meses más.
Cementerio de Blaia
La solución fue el nuevo cementerio de “Blaia”. En 1891 ya se disponía de autorización para su construcción pero surgieron los problemas económicos y la composición arcillosa del terreno que podría contaminar la regata de Artía.
Capillla del cementerio de Blaia.
En 1892, el Ayuntamiento adquirió los terrenos y para agosto de 1897 la obra de construcción del nuevo cementerio estaba terminada, aunque hubo que esperar unos meses para poder inaugurarlo, a la espera de la correspondiente autorización eclesiástica. El nuevo cementerio de “Blaia” fue abierto el 1 de diciembre de 1898. Desde entonces las mejoras fueron continuadas. En 1905 se construyó una casa para el enterrador y se remodeló la entrada al recinto. En 1923 se inició la construcción del depósito de cadáveres del cementerio civil y en 1927 la capilla.
Obras más recientes fueron la ampliación llevada a cabo en los años 70 y la construcción de la zona de nichos.
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