CASINO DE ANAKA
La historia del barrio de Anaka está íntimamente ligada a la asociación que lleva su nombre y a su sede, desde el mismo momento de su fundación.
El edificio del Casino de Anaka forma parte de un conjunto de chalets construidos en los años 30, conocidos popularmente como Casas Baratas.
Con atinado criterio los promotores del proyecto de Casas Baratas incluyeron un amplio edificio destinado a ser el centro social y de reunión de los residentes de la zona.
En el dintel de una de las puertas de acceso al casino puede leerse "1932 - 1994". La primera de ellas, 1932, corresponde al año de su fundación. En su interior, una vieja foto de la época da fe de ello, y en la misma posan orgullosos los primeros socios, arropando a la junta directiva presidida por Florencio Iracheta. Fue diseñado por el arquitecto Luis Vallet y el constructor fue Antonio Ibargoyen....
La segunda fecha, 1994, tiene que ver con la última e importante reforma que se hizo en el edificio y que se mantiene hasta ahora.
Apenas habían transcurrido 4 años desde su apertura, cuando en 1936 la guerra civil echó por tierra los proyectos de sus fundadores. De aquel oscuro período tan solo nos referiremos a un mudo y único testigo, el imponente magnolio que cada año florece ante su fachada principal.
Tras la contienda, el edificio pasó a otras manos que dieron al recinto un uso, si no indebido, al menos de lo más variado. Como ejemplo citaremos que desde 1939 hasta 1955, la planta baja se utilizó como taller dedicado a la fabricación de neveras, regentado por Sustituto Santos durante tres lustros. En la planta superior se confeccionaba prendas femeninas. El 23 de marzo de 1955 se dan los primeros pasos para reabrir el Casino. A tal efecto se constituyó una junta presidida por Francisco Sánchez, conocido empresario de la fábrica "Sanchesky", actuando como secretario Dionisio Rojas y Bernardino Cía como tesorero.
Parte de los ingresos de la época fueron producto del arrendamiento de uno de los bajos para un despacho de farmacia. Al mismo tiempo se suscribieron acuerdos con el Ayuntamiento y, a cambio de determinadas actuaciones municipales, parte del edificio quedó convertido en escuela pública para los más pequeños.
En 1964, para atraer nuevos socios, la directiva decidió adquirir un hermoso televisor. El resultado fue espectacular, de 40 socios se pasó a 240. Se acabaron las penurias, se inauguró la gastronómica y los jubilados quedaron exentos de cuota.
Tres años más tarde, en 1967, la junta directiva presidida por Julio Iglesias, organizó el sorteo de un flamante Seat 600 (con un valor de 92.000 pta.), pero la venta de papeletas no tuvo la esperaba buena acogida y se quedó con la mitad del billetaje invendido. Afortunadamente el número premiado quedó en casa y los organizadores respiraron tranquilos. De no haber sido así, cada miembro debería aportar nada menos que 5.000 de pesetas.
En 1991 el casino cambió de nombre, pasando a llamarse 'Casino Cultural Recreativo de Anaka - Jai biltzar'.
Como muestra tangible de una de las desinteresadas aportaciones, queda la artística vidriera en la primera planta, obra de José Luis Alonso, con el emblema del casino, símbolo de una de las asociaciones más emblemáticas de Irun y del Barrio de Anaka en particular, punto de encuentro de un buen número de socios.
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