EL CAMINO REAL Al pasar la provincia a depender de los reyes castellanos se buscó una comunicación con el reino francés, evitando el tradicional paso por Roncesvalles por territorio navarro.
Uno de los caminos principales, que seguiría prácticamente sin variación hasta el siglo XVIII, procedía de Álava, bajaba por el túnel de San Adrián, y por Zegama, Segura, Ordizia, Tolosa, Hernani, San Sebastián, Renteria e Irun, y a través del paso de Behobia, entraba en tierras labortanas.
Uno de los tramos del Camino Real.
Behobia se convirtió en el punto de encuentro de las calzadas reales francesa y española en el tramo del trazado que llevaba hasta el barrio de Elizalde en Oiartzun.
Esta vía de comunicación marcó un hito en Gipuzkoa. Fue un plan que intentaba mejorar las comunicaciones entre provincias, reforzar los vínculos entre las localidades del propio camino y revalidar la condición estratégica del territorio en el eje Madrid-Baiona. Se trataba de un proyecto de gran envergadura, costeado íntegramente con los recursos guipuzcoanos.
Las obras se desarrollaron entre 1760 y 1779 siendo el tracista elegido el arquitecto guipuzcoano Francisco Ibero y el ideólogo de su financiación Martín José Areizaga.
En el proyecto inicial, dispuesto ya para 1752, el ramal principal discurría entre Arlaban (junto a Leintz-Gatzaga) e Irun . La nueva carretera tuvo una longitud total de 102,31 Km. y costó a las arcas provinciales la suma de 4.475.708 reales de vellón.
Una de la diligencias que transitaban por el Camino Real.
El camino fue también surcado por muchos de los pesados carruajes tirados por mulas de la Compañía Diligencias Generales de España, concebidos como un servicio rápido de transporte de viajeros Había establecida una tasa por la utilización del vial, que había que pagarla en las cuatro aduanas que había en su recorrido: Leintz-Gatzaga, Zumarraga, Villabona e Irun.
Las diligencias partían de la estación de postas de Irun con dirección a Astigarraga a primera hora de la mañana. Llegaban a esta localidad a la tarde y partían hacia Tolosa hasta la media noche, aprovechando las pocas horas de luz que les quedaba.
En 1772 la Diputación prohibió la circulación de carros de llanta estrecha que deterioraban el camino, imponiendo multas que iban de los 8 reales de vellón a 1 ducado.
Fuentes consultadas: Katalde Irun.org
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