Si
hay alguien en el Barrio de Anaka que no duda en echar una mano a quien
se lo pida, esa persona es Daniel Fernández. "Danieltxo", para los
amigos, es una de esas almas que a pesar de su natural y a veces
excesiva forma de expresarse, tiene un corazón que no
le cabe en el pecho. Siempre dispuesto a colaborar con todo lo
relacionado con Anaka. Destaca su especial dedicación en el montaje de
la 'gurdia' para la participación en la 'Irungo Euskaljira', un trabajo que
viene realizando ininterrumpidamente desde hace quince años. Su pasión
por el Alarde llega a límites insospechados. Durante años, y de forma
anónima, ha venido haciendo entrega de un costoso regalo personal a las
cantineras del barrio, de una forma muy peculiar, con una puesta en
escena digna de ser filmada, todo un espectáculo de cetrería. Y es que
Daniel, al que las vicisitudes le han llevado a oficios tan dispares
como cromador de metales y artesano del poliéster, tuvo hasta hace poco
tiempo, una ocupación pintoresca. Varias veces por semana se dirigía en su
cochambrosa furgoneta Citroën desde Irun hasta Pamplona donde desempeñaba uno de los
oficios más originales. Con una serie de águilas debidamente
adiestradas mantenía a raya a una colonia de buitres que pretendían
posarse donde no debían.
No nos resistimos a contar una de las
muchas anécdotas que han tenido a Daniel de protagonista. Precisamente
la que tiene que ver con la mencionada labor. Topado de madrugada con un
control policial de carretera, a preguntas del agente respondió que iba
a espantar buitres. Tras el negativo control de alcoholemia le fue
requerida la documentación. Entre los papeles había uno que justificaba
su respuesta y que le libró de una multa: el carnet de técnico de
control de fauna. Durante muchos años se dedicó a la canaricultura y
cría de aves exóticas.
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