Fecha: Pleno de 25 de mayo de 1971 Propuesta: Comisión de Gobernación
En el Polígono del Carmen, perpendicular a la calle Olaketa, entre las calles San Isidro Labrador y Compostela
Corrían tiempos de la Santa Inquisición. Felipe III (1578-1621) subió en persona hasta el monasterio de Aranzazu a pedir ayuda a la Orden franciscana. Y, a principios de febrero de 1609, empezó la expedición a la frontera navarra occidental. Entonces, cuatro franciscanos euskaldunes defensores de la teoría de Castañega, recién verificada por el juez francés en el Labort, marcharon a Logroño a ponerse bajo las órdenes del inquisidor, quien los envió en varias direcciones de la montaña navarra: Martín de Ocariz hacia Arakil y la Burunda; a Domingo de Sardo a los valles de las Cinco Villas; el cuarto, Pedro Aguirre Arostegui y Juan de Zigarroa hacia el valle del Baztán. Los frailes entraban en una aldea y pregonaban un bando para averiguar quiénes fueron los culpables de la brujería, o de lo contrario habría un duro castigo para todos. Los supuestos brujos debían responder a un formulario en el que se detallaban toda clase de actos impíos, lúbricos u obscenos realizados con el diablo en forma de cabrón, así como actos de adoración al diablo y apostasía de Dios. La tortura se utilizó sistemáticamente. (Cuadro: Fraile franciscano del siglo .XVII pintado por Rembrandt)
Tribunal de la Santa Inquisición
Año 1606. Donostia-San Sebastián. Convento de San Francisco,
en el Churrutal, en la margen derecha del Urumea, en el que
Francisco de Zigarroa fue guardián. (Enc. Auñamendi)
Casa de Misericordia en San Sebastián, en 1841, construido en los solares del desaparecido convento de San Francisco. (Enc. Auñamendi)
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