BELASKO

Se encuentra en el barrio de Lapitze, en la zona conocida como Belaskoenea, entre las calles Navegantes e Hilanderas, transcurre por el interior de los pabellones con salida a la calle Hilanderas.

 

Solo en algunos de los callejeros que hemos consultado por Internet aparee el nombre de esta calle, por los que es casi seguro que su denominación no haya sido aprobada en ningún Pleno municipal. No obstante, por considerar que la casa de Belascoenea forma parte de la historia de nuestra ciudad, nos hemos permitido incluirla en nuestro trabajo.

 

La calle recibe sin duda el nombre de la antigua casa Belascoenea que todavía se encuentra en el barrio de Lapitze, no muy lejos de ella, concretamente en la paralela calle Navegantes.

 

Según Antonio Aranburu, Belascoenea era una casa antiquísima y de notables proporciones que en el siglo XVII era propiedad de Juan de Belasco.

En enero de 1858 se firmó el contrato entre la Diputación y el Ferrocarril del Norte  para dar comienzo a las obras del ferrocarril. Es posible que debido a la ubicación de Belascoenea junto a la vía férrea, tras el despojo de sus terrenos, fuera el comienzo de su muerte económica como medio rural.

Este caserío, que en 1877 pertenecía al barón de Oña, al perder Belascoenea gran parte de su rentabilidad, el barón lo dejó en un abandono total, por lo que en febrero de  1933 el Ayuntamiento de Irun acordó darle un último plazo para que lo acondicionara, o, de lo contario, se recurriera al gobernador. En octubre del mismo año, era tan deplorable la situación de Belascoenea, que sus aguas negras podían contaminar una regata próxima.

 

Aquella vieja casona de labranza que se alzaba solitaria en medio de amplios campos con cierto aspecto de fortaleza, hoy es una edificación, creemos que deshabitada, en probable proceso de rehabilitación y un poco perdida entre las innumerables viviendas que la rodean, junto a los cercanos pabellones industriales entre los que discurre la calle Belasko.

 

La casa Belascoenea que da el nombre a la calle Belasko.

 

Belascoenea en 1950. (Foto: Anttonio Aramburu Peluaga).