Daniel Philibert, miembro de la Cofradía Anaka de Irun, a quien el confinamiento ha sorprendido en uno de sus viajes en la localidad de Hua Hin, a 200 km. de Bangkok, se ha implicado en labores humanitarias hasta que pueda regresar.

En el templo budista de la localidad ayuda a preparar cada día  200 comidas que son repartidas entre los más necesitados.