CAPÍTULO 11
Tal y como había presagiado Wellington, los hombres del IV Ejército español resistieron, logrando rechazar otra vez a los imperiales en este segundo ataque, con el mismo valor que en el primero. Hubo un tercer y último ataque. Se produjo a las dos de la tarde del 31 de agosto. Soult no es de los que abandonan el campo por un revés y está decidido a llevar adelante su empresa, y en esta ocasión combina su ataque a San Marcial con otro contra el campamento de Portu. Los soldados españoles están ya muy fatigados pero con la presencia de Wellington en una altura dominante y saberse apoyados por los aliados en segunda línea, vuelven al combate. El ataque francés, protegido por la artillería del otro lado del río, se generaliza en poco tiempo, llegando a ocupar las primeras barracas del campamento español de Portu, pero pronto son desalojados con cargas de los españoles a la bayoneta calada, quienes reciben refuerzos obligando a los franceses a ceder el terreno, que dejando algunos prisioneros, se dirigen a los puentes y vados sobre el Bidasoa pare regresar derrotados a Francia. La otra columna de franceses que se dirigía a San Marcial al no poder contar con la que debería llegar de Portu ve imposible avanzar, y en medio de una lluvia torrencial que descarga en la zona, los franceses se retiran con el problema añadido de tener que atravesar el río por lo crecido que va el Bidasoa, pereciendo ahogados un buen número de ellos. Los imperiales, vencidos y empujados dentro de su territorio, no volverían a intentar ningún nuevo ataque contra San Marcial.
Dos dibujos del genial pintor irunés, G. Montes, en los apunta la presencia de Napoleón junto a la columna de San Juan Harri, y el paso de las tropas francesas por la plaza.
(Continuará…)
|