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La atención al cliente, profesionalidad y experiencia fueron algunas de las cualidades que, durante medio siglo, la familia Amadoz puso en práctica al frente de su establecimiento en el núm. 33 del Paseo de Colón.
Acceso al comercio "Joyería y Trofeos Amadoz", en el paseo de Colón.
Contaba con representantes que recorrían la península y Canarias con sus muestrarios. De la capacidad organizativa de Javier, que durante un corto período fue concejal del Ayuntamiento de Irun, dan cuenta los cargos que desempeñó en las sociedades populares: Aldabe, Irungo Atsegiña, Kurpil Kirolak y Cofradía del Salmón del Bidasoa. Pero no fue hasta 1970, tras un fallido intento de abrir su comercio en Luis Mariano, que optó por instalarse en el paseo de Colón, donde con su esposa Margot Bergés, atendió a los clientes hasta el año 2016, dos años antes de su fallecimiento.
Pero hubo un
momento a partir del cual, “Amadoz” no fue únicamente conocido por su
comercio
Su pasión por el deporte (fue portero del Real Unión y jugador del C.D.Bidasoa) le llevó a crear, con la anuencia de sus progenitores, y en una de las dependencias del negocio familiar, una sección de trofeos y piezas conmemorativas de toda índole que pronto alcanzó una gran relevancia en la comarca del Bidasoa y Suroeste de Francia. Contaba con más de 1500 trofeos en sus vitrinas y pedidos especiales de ayuntamientos de Irun, Rentería, Azpeitia, Lagarde... y Hondarribia, que encargó la primera Insignia de Oro del Ayuntamiento que fue entregada a Txema Olazabal tras lograr su primera Chaqueta Verde en el Open Augusta de golf.
Impresionante vitrina de Trofeos Amadoz.
Fuera de nuestras fronteras sus trofeos fueron también muy apreciados por la Federación Internacional de Pelota Vasca; e incluso en Sudamérica durante la celebración, en los años ochenta, del Mundial de Clubes, coloquialmente conocido como Mundialito que tuvo lugar en Uruguay, operación en la que intervino el Girondins de Burdeos.
Publicidad de Joyería y Trofeos Amadoz.
Roberto Amadoz Bergés en su época de jugador. A la izquierda con el equipo de balonmano de La Salle-San Marcial, y Real Unión Club. (Dcha.) |
En
los años sesenta, el emprendedor irunés Javier Amadoz Rilova, regentaba un
influyente almacén de joyería, en un piso de la calle Jacobo Arbelaiz,
1 con fachada al Pº Colón. 
de
joyería. La iniciativa partió de uno de los hijos, Roberto Amadoz Bergés,
que había estudiado en la Salle-San Marcial y luego peritaje mercantil.
