EMIGRANTES

Nos referimos a aquellos movimientos de los años sesenta, hasta finales de los setenta, cuando gentes del interior de la península llegadas en tren a Irun,  detenían por unas horas su viaje para continuar con destino a Francia, en el caso de los trabajadores temporeros y otros a las fábricas alemanas.

 

 

Una de las fórmulas que ideó el gobierno para solucionar el problema del paro y obtener el capital suficiente para fomentar el desarrollo industrial en nuestro país, fue la llamada “emigración asistida”. Para quienes la padecieron, consistía en trabajo duro y mano de obra barata.

Estaba regida por una ley del año 1960 en base a la cual fueron creados los Institutos Españoles de Emigración.

 

Los trabajadores eran transportados en trenes desde sus puntos de origen hasta Irun, donde se les agrupaba en remesas, hasta que un convoy especial francés les llevaba hasta la estación de Köln (Alemania).

Desde allí eran distribuidos a los lugares que tenían asignados de antemano, con contratos, en su mayoría para un año.

Una media de 800 emigrantes salían semanalmente desde Irun con destino a Alemania, hasta un total de 400.000 entre los años 1963 y 1973.

 

Resulta evidente que la economía de algunos gremios de nuestra ciudad –todos recordamos aquellos taxis atiborrados de maletas-, giró en torno a la importancia de Irun como paso fronterizo y a los numerosos emigrantes que, obligados por las circunstancias, recalaron por unas horas en nuestra ciudad y más concretamente en el barrio de Anaka.

 


 

Uno de estos institutos  tuvo su sede en la calle Anaka, en el mismo edificio que en su momento acogió las oficinas de  Lanbide y Seguridad Social, y  cuyas obras de construcción, en terrenos de la finca Uranzu fueron adjudicadas en noviembre de 1963.

 

 

 

En su momento fue la “Casa del Trabajador en Irun”. Contaba con trescientas cincuenta camas y daba mil comidas diarias a precios muy reducidos. Fue inaugurado en 1964 bajo la supervisión del arquitecto Alejandro de la Sota.

 

En mayo de 2019, el estado firmó la cesión del edificio al Ayuntamiento de Irun.

 

 

 

La foto recoge el momento de la entrega de llaves.

 


 

Hubo otro tipo de visitantes que frecuentaron el edificio contiguo, la Oficina Nacional Francesa de Inmigración, cuya autorización para su construcción data de 1962, siendo el arquitecto D. José María Iribarren. Por las oficinas de este edificio debían pasar todos aquellos trabajadores con destino a Francia, en su mayoría temporeros, que cubrían las campañas de vendimia y remolacha en el país vecino.

 

 

Este edificio sigue todavía en pie y, debidamente acondicionado, se ha convertido en la residencia para mayores “Caser” que todos conocemos.


 

 Fuentes consultadas y fotos:

-Archivo Municipal de Irun.

-Instituto Español de Emigración