Juan Miguel Gogorza

 

Juan Miguel Gogorza nació en el barrio  Anaka, en Auzokalte, por más señas. Es un montañero empedernido. Junto con sus amigos Pablo Vilumbrales y Carlos Wiese, forman una animosa terna que ronda los 70. Desde hace 40 años van al monte todos los domingos y en ocasiones se aventuran por diversos recorridos en Pirineos. Tienen en su haber uno especialmente importante que les llevó desde el cabo de Higuer hasta el cabo de Creus, en Gerona. Se trata de la llamada 'Senda Pirenaica', también conocida como el GR-11, un largo camino que cruza todo el Pirineo español de Oeste a Este, adentrándose algunos tramos en Andorra. Una travesía de 750 kilómetros entre el mar Cantábrico y el mar Mediterráneo. Fueron 42 etapas de unos 20 km. diarios. El desnivel total del recorrido superó los 30.000 m. El reparto de funciones estuvo claro desde el principio, Carlos proponía la ruta de cada día, Pablo se encargaba del reportaje fotográfico y Juan Miguel de la intendencia. Para todos aquellos que se animen a llevar a cabo esta aventura, Juan Miguel, aporta algunos datos. La ruta  se encuentra señalizada en prácticamente su totalidad. No hay más que seguir  las conocidas marcas blancas y rojas. Es preciso estar muy atento a las señales. Los despistes se pagan caro y suponen un recorrido añadido. Es preciso consultar los mapas y llevar un GPS o una brújula.

En cuanto a la mochila hay un dicho, cuando esté llena, hay que dejar la mitad. Las de ellos se acercaban a los 15 kilos de peso. Ropa de repuesto, los muy recomendables bastones y agua para el camino.  De entre los paisajes, 'el que se puede contemplar en el ´Estany de Sant Maurici' (1920 m.), al pie de la mole rocosa de ´Els Encantats', sin duda, uno de los lugares más bellos de los Pirineos. Es de auténtica postal. En cuanto a las cimas, posiblemente el collado de Alfred, próximo a Benasque, que se encuentra a 2980 m. de altitud y que es el punto más alto por el que transitamos'.

Nos pidió Juanmi que dejáramos bien claro que lo suyo no ha sido ninguna hazaña, ni mucho menos. Evidentemente, la Senda Pirenaica es algo que te pone  a prueba, tanto física como psíquicamente y que a primera vista la empresa puede parecer arriesgada, pero eso es precisamente lo que hace que la GR-11 sea, en definitiva, una pequeña aventura. En ningún caso tiene que ser una dura experiencia si se cuenta con una mínima preparación física y la ruta es adecuadamente planificada de antemano. Si además se hace en buena compañía, se convierte en algo tan gratificante que será difícil olvidar.

En la imagen, de izquierda a derecha: Juanmi Gogorza,  Pablo Vilumbrales, y Carlos Wiese.

 

   

En plena travesía

  

Cabo de  Higuer          -         Cap de Creus